Cada fotograma de Renoir evoca la obra del pintor Pierre-August Renoir.
El filme de Gilles Bourdos está construido en pequeñas pinceladas que profundizan en las motivaciones de un pintor envejecido pero aún necesitado de una musa-inspiración, de un hijo con heridas de guerra y de una bella mujer que quiere ser más que un florero.
La cinta se vive con la misma tranquilidad que el ámbito campestre donde se desarrolla: la ribera francesa. Sin forzar nada, Bourdos reflexiona sobre un momento de una familia de dos genios: el pintor y su hijo, este último aún en búsqueda de su norte.
La bella pelirroja Christa Theret, interpretando a Dedé, está en el centro de este triángulo artístico. El viejo Renoir la tiene de modelo y la cámara de Bourdos se da tiempo para mostrarla en su esplendor. La llegada del joven Jean -el futuro cineasta de La Gran Ilusión y otras obras maestras -- altera en algo la paz bucólica.
Michel Bouquet consigue una magnífica interpretación como Pierre-August, con sus reflexiones sobre el arte, su batalla contra una artritis deformativa y el amor por sus hijos.
La escena central encuentra al viejo junto a su hijo que insiste en volver a la guerra. Una mirada de Bouquet lo obtiene todo: iras por la necedad del hijo, respeto por su decisión y un profundo amor, que no siempre se expresa en otros gestos.
Bourdos explora la relación de padre e hijo con su musa. La tensión propia de la familia y los deseos de la joven no parecen ir siempre por los mismos caminos, pero Renoir es una agradable mirada a ese mundo lleno de arte.
RENOIR
Tres estrellas y media
Director: Gilles Bourdos
Elenco: Michel Bouquet, Christa Theret, Vincent Rottiers
Duración: 118 minutos
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Una musa entre dos Renoirs
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